Hoy toca aclarar concetos. De verdad, hay que ser so-malo para escribir la deposición que escribió el señor Somalo en Libertad Digital echando cubos de mierda a quienes no comulgamos con la versión oficial del korona. Veo de lejos cuál es la consigna: «Hay que criminalizar al disidente» (o sea, al que no cree en toda la campaña/negocio que se ha montado alrededor del korona). Uno diría que a Federico le han colado un gol por la escuadra: él, que hasta ha escrito un libro sobre «La vuelta del comunismo», no parece querer enterarse que la avanzadilla de esa vuelta es esto que estamos pasando, con lo que llevamos año y medio. Bueno, él y sus trabajadores: tuvimos que oír a una histérica Rosana Laviada decir, a mediados del pasado abril, poco menos que «a los negacionistas ni micro, ni agua, ni ná de ná», con un convencidísimo Gabriel Albiac haciéndole los coros. El desencanto es lo que tiene: resulta que los «héroes», las personas fiables en las que uno creía… tienen los pies de barro. Y que son tan «afectos al Régimen» como los afectos oficiales («Facisti siamo tutti, Eccelenza»).
Y lo entendería, de verdad que sí, si dejaran deslizar entre sus comentarios algo parecido a lo que decía la vieja canción:
que tinc dos fills i una esposa.
Us daré tot mon diner,
però no em claveu eixa daga.
Pero no. Y me veo venir que cuando esta farsa termine, seguirán hablando de lo que sea, sin solución de continuidad, como si no hubiera pasado nada y en plan decíamos ayer. Es una de las «reglas de Gibbs»: «Nunca te disculpes: es un signo de debilidad». Pero vamos por partes, que decía Jack el Destripador.
Dice el señor Somalo, en negrita: «Una cosa es dudar, otra negar evidencias y otra convertirse en un peligro público». No sé quién «se ha convertido en un peligro público», ni tampoco qué «evidencias» se niegan. Si lo que está dando a entender este señor es que «dudar, negar evidencias y convertirse en un peligro público» puede ir todo en el mismo saco, me temo que en LD tienen un problema muy gordo… con la libertad. Pero es que además remacha el clavo: este señor considera un peligro público a quienes —cito textualmente— «animan a no vacunarse contra el coronavirus difundiendo bulos, injuriando y estafando de forma casi profesional. No nos confundamos».
Señor Somalo, el que se confunde —o más bien quiere confundir— es usted. A día de hoy ya existen evidencias de que las mal llamadas «vacunas» (en realidad, preparados químicos con material hormonal) causan problemas de salud de diversos tipos, cardíacos y no cardíacos. Y éstas son evidencias que generan dudas razonables en cuanto a la necesidad o no de vacunarse: ya le adelanto que yo no lo creo necesario; y que a lo mejor su jefe, a pesar de haberlo proclamado a los cuatro vientos, no se ha vacunado.
Si fuera usted un periodista de investigación, señor Somalo, se habría enterado de que lo que han hecho con el korona es, a grandes rasgos, tomar un pequeño virus de una familia de 4.000 virus, pasarlo por el microscopio electrónico, agrandarlo un millón de veces y presentarlo como un patógeno peor que la lepra, el ébola y la peste negra juntas. Pero con esta pieza a mí al menos me queda claro que este señor está más o menos al nivel de… Ilià Ehrenburg.
Hasta aquí, la vertiente estrictamente médica de la cuestión.
En mi opinión, no pocos se han quitado la careta al fin dentro de LD/esRadio. Yo dejé de seguirlos habitualmente desde mediados de 2013. Conozco alguien de dentro que hace años se reafirma que ese proyecto liberal pudo ser algo que nunca llegó a ser, y la culpa exclusivamente está dentro del mismo proyecto.
Un saludo.
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Amigo Mike: Sí, una de las pocas cosas «buenas» que ha tenido el korona es que a determinadas personas que «iban de otra cosa» se les ha caído la máscara (nunca mejor dicho). Mi nivel de escucha, aunque no ha desaparecido, ha disminuido notablemente. Pero tengo la idea de hablar de ello en una de las entradas de esta serie.
Un saludo.
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