Probablemente por esta entrada alguno tenga el impulso de crucificarme. Así sea, pero allá vamos.
Llevamos ya tres días con el famoso atentado de Charlie Hébdo y, pasados los primeros momentos de dolor y consternación (y esperemos que no de «serenidad y firmeza»), quizá es llegado el momento de recordar que tenemos cerebro y que hay que usarlo, más allá de las emociones que suscita el hecho terrible en sí mismo.
Del lado de Charlie Hébdo
Uno de los mantras tonterías más repetidos en estas últimas 72 horas es que el ataque a la redacción de Charlie Hébdo «es un ataque a la libertad de expresión y al Estado de Derecho». De esa afirmación deberíamos derivar una cuestión fundamental: ¿la libertad de expresión lo cubre todo? A bote pronto diríamos que no. Tal y como dice Luis del Pino en su editorial, las expresiones de ese semanario satírico sobrepasan en mucho esa presunta «libertad de expresión», que tiene sus límites.
Para hacernos idea de esos «límites» recordemos unos pocos casos ocurridos en España: cierta portada de «El Jueves» —semanario satírico de la izquierda, detalle importante— en que se dibujaba a los hoy Reyes en una postura nada decente, la cual causó el secuestro de la edición, con la consiguiente división de opiniones. El segundo caso es el de cierto Ramón, dibujante gráfico al que se le ocurrió la genialidad de tildar de «prostitucional» al intérprete máximo de la Constitución. O, ya más injustamente, los problemas de Federico Jiménez Losantos, uno por citar algo que dejó escrito el Faraón en ABC y el otro por llamar Carcalejos a uno de los directores de ese periódico, que le costó una querella por «calumnias» en el primer caso y por «injurias» en el segundo.
Quizá los redactores de Charlie Hébdo pecaron de ingenuos. Quizá creyeron de verdad que la libertad de expresión lo cubre todo y que podían ofender libremente a todo el mundo que se les pasara por la cabeza porque la Constitution et les Tribunaux les protegerían al 100%. Y que sólo porque los católicos no se defienden de la basura que ese hebdomadaire les dedicaba un día sí y otro también (lógico: les chanoines et les évêques están en autres choses, como aquí), el resto de colectivos potencialmente ofendibles tendría que reaccionar igual (vas te faire encule).
Tal concepto de «libertad», a mi parecer, no nace de la laïcité del Estado francés, sino de algo un poco anterior en el tiempo: el nihilismo que ya en su momento avizoró Nietzsche. Su nichts ist wahr, alles ist erlaubt (Nada es verdad, todo está permitido) ha sido el grito de guerra de todos los que han luchado contra la ética y la moral tradicionales, algo que forma parte del acervo cultural europeo debido a su innegable inspiración cristiana. De ahí nacen comentarios como «basta de tener la piel fina», como diciendo que nada merece que uno se ofenda cuando recaen sobre un concepto determinado la burla, el sarcasmo o el insulto. La prueba de que esto no es exactamente así la hemos tenido hace 72 horas.
NO, la verdad es que no se entera el autor del artículo. A estas alturas todavía confunde la agresión (verbal, insultos, dibujos, etc…) a personas concretas, vivitas y coleando, con la crítica a una ideología o religión. Si alguien se ofende porque «critiquen» sus ideas o creencias pues que se rasque si se siente ofendido, las ideas/creencias no son vacas sagradas, no tienen porque ser respetadas, las personas sí. Me da igual que a un musulman le ofenda si como cerdo, o mi mujer va sin burka y con minifalda, o si pienso que su religión es muy criminógena y Mahoma un posible esquizofrénico. NO, no voy a dejar de comer cerdo, ni voy a someter a mi mujer, ni voy a dejar de pensar o dibujar porque el islamista se ofenda. No es mi amo, ni le dejaré serlo, no sin luchar.
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Sólo insultos y odio se leen en tu comentario. Supongo que en tu diario vivir no tratas a la gente en la manera en que escribes. Creo que sufres de paranoia, alimentada por los medios de difusión masivos, ya que nadie te prohibe comer cerdo, excepto los veganos. Puedes comer todo el cerdo que quieras, y si tu mujer no es musulmana, entonces seguramente la burka no le interesa, si a una mujer le agrada llevar una burka, entonces que la use. Si insultas a alguien, tienes que estar preparado para recibir la respuesta de esa persona, cualquiera sea la respuesta, puede ser violenta, o no, pero tú debes estar preparado y entender que así como tú tienes derecho a insultar a una persona, ya que sí insultas a un profeta, lo haces sabiendo que para muchas personas eso es tomado como un insulto personal, tú lo sabes, y de todos modos eliges los insultos. Debes aceptar las consecuencias de tus actos, si eres suficientemente dueño de tus actos para agredir innecesariamente a una persona, o símbolos religiosos, entonces debes ser suficientemente dueño de tus actos para aceptar la respuesta de los que se sientan agredidos por tus insultos. Tú vive tu vida, puedes decir y hacer lo que te de la gana, pero acepta que los demás tienen también el derecho de responderte de la manera que elijan. Si no quieres tener enemigos, entonces no los busques. Y te equivocas cuando dices que las creencias religiosas no deben ser respetadas, deben serlo, claro que sí, así como tu puedes ser antireligioso, ateo, o lo que te de la gana, otros tienen el derecho a ser religiosos y a creer en las vacas sagradas si les da la gana, y sin tener que soportar los infantilismos de los antireligiosos. No hay razón para que insultes a los símbolos religiosos de otras personas. Si lo haces, ya sabes, atente a las consecuencias.
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Y otra cosa, los insultos no son críticas, la revista publicó en su tapa de julio 2013 la frase «Le Coran C’est La Merde». Eso es un insulto, no una crítica, es una provocación innecesaria buscando una reacción violenta, y eso es lo que obtuvieron, aunque seguramente no esperaban que fuese tan violenta. Aprende a criticar de manera que ambas partes se beneficien, que puedan debatir, y comprender y entender. El insulto no es crítica, es insulto. No te busques enemigos en la vida.
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He leído todo tu artículo, y me ha gustado, y dices bien «tenemos un cerebro» y tenemos que usarlo. No hay mucho que agregar a lo que dices. Saludos, y sigamos siendo nosotros mismos, INDIVIDUOS.
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Para las personas normales, yo me considero normal, el hecho de que alguien o algún medio se propase en sus insultos, descalificaciones, faltas de respeto, etc., no debe de suponer una amenaza de muerte, y mucho menos que ésta se produzca. Para eso están los tribunales de justicia, para denunciar, juzgar y condenar. Eso en mi pueblo se llama CIVILIZACIÓN, y lo demás es BARBARIE. Matar a alguien por que no te gusta lo que escribe se puede denunciar, pero no se tiene que justificar otro delito mucho mayor, que es el asesinato.
Si nos postulamos a favor de la violencia y buscamos explicaciones del ACTO TERRORISTA de París, estaremos justificando, también, que ETA mataba por que había una explicación política. Vamos, que alguno debería de hacer una donación a este nuevo partido, que tiene explicaciones para todo, y que a cambio regalan una cesta con un boli, una camiseta, una pulsera y un llavero.
Lo veo y no lo creo.
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