Día de la Madre (I)


No sabía cómo escribir sobre el Día de la Madre y, apatrullando la Red, que diría Torrente, me he encontrado con esta perla:


En descargo de la cuenta que lo ha publicado hay que decir que «no es responsable», pues publica sin más lo que le mandan. Lo llaman «libertad de expresión» (y al que no le guste, que se joda… o algo así). Quien lo envió jugaba, además, con la ventaja de saber que esos tweets se publican de forma anónima. Condiciones perfectas (censura cero y anonimato) para soltar una perla como ésta, sin preocuparse de que los demás pensemos que es una (personalmente pienso que es una y no uno) idiota y sectaria de manual. Y que el mayor problema que tiene esta chica es (teoría, aunque no la única posibilidad) que su madre no la cogió en brazos de pequeña, de lo que han resultado unas taras emocionales muy graves.

Pero vayamos por partes, que dijera Jack el destripador. ¿Falocentrista? Bueno, si se refiere a que para ser madre hay que embarazarse y que para ello hace falta un miembro viril, hasta sus propias correligionarias y amigotas le podrán informar que «gracias» a la fecundación in vitro eso ya no es necesario si una no quiere… o si padece falofobia. Desde hace algún tiempo me llama la atención lo parecidas que son la moral sexual tradicional de la Iglesia y la moral sexual comunista, coincidentes ambas en aquello para lo que no sirve el sexo. Dos personas hacen niños o bien para ofrendarlos a Dios (Iglesia) o al Estado (que para los ateos hace las veces de Dios). El amor y el placer están totalmente excluidos de la ecuación. Los moros son incluso más radicales en esto: practican la ablación genital femenina para asegurarse de que la mujer no sólo no disfrute el acto sexual, sino para que además le sea por lo menos diez veces más doloroso. Hecho contra el que, por cierto, no oigo protestar ni a las feminazis ni a esos luchadores de la libertad de tres al cuarto.

¿Patriarcal? Imagino que se refiere una organización humana privada sin ánimo de lucro (aka «familia») en la que el padre es el cabeza de familia. Organización que propugna una distribución de tareas: para el hombre el mundus, para la mujer la domus. Organización que ha pervivido durante siglos y que no es «manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres», como quisieran las feminazis. Curiosamente, esta división del trabajo ha pervivido… en el comunismo, que se decía tan «progresista» y tan «avanzado». Habiendo tantas personas en España que han huido de aquellas tierras, no es difícil informarse.

¿Capitalista? Enlazándolo con lo anterior encontramos una contradicción. O se es patriarcal y comunista fetén, o se es capitalista. La empanada mental de esta chica es sencillamente monumental. O tal vez es que hay «patriarcados buenos y malos», como las «dictaduras buenas y malas». Dejo a ustedes decidir qué es qué.

Pero lo mejor queda para el final. «Ser madre ya es machista». O sea, que su madre —la madre de esta chica— es una «machista de mierda», que es como llaman a los hombres las feminazis. Ya no se trata de simplemente elegir entre ser madre o no serlo. Se trata de despreciar a las mujeres que han elegido ser madres, sin más. Recuerda a esto…

6 comentarios en “Día de la Madre (I)

  1. Jajaja….la «madre» que la parió. Bueno….se desconoce si la postura del parto de esta criatura fué tumbada o de pié. Si fue de la segunda forma, la torta contra el suelo que se dió la criatura tiene secuelas graves, a la vista de lo que publica.

    Saludos primaverales.

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  2. Feliz día de la madres a todos los padres!. Sé que esta entrada no me la dedicaron a mí en concreto, ni nadie pidió mi opinión.

    Aprovecho la confianza a Luis y me sincero.

    El completo significado de ser madre no sólo ocurríó en el momento del parto sino tras la pérdida de mi ángel, Miquel, a la edad de casi tres años, de un cáncer. Sí, después de un diagnóstico cruel donde los haya, nos dijeron que le quedaban tres días de vida. Me negué a aceptarlo y decidimos cuidarlo en casa. Montamos una «UCI» en el salón de mi casa y decidimos que él viviría mucho más tiempo del pronosticado. Superó ese reto y muchos más. Miquel fue un niño especialísimo, muy, muy fuerte, como su madre. Alargó su vida 5 meses más de lo previsto, a pesar de las altas dosis de morfina y quimio, etc.

    No puedo expresar la tortura de ser madre. Ver morir cada día a tu hijo en cámara lenta. Ese hijo que me costó dolores parirlo, ese hijo que dijo «papá» y «mamá». Ese hijo que ya ni nos reconocía. Cuando murió, que lo hizo en mis brazos, se llevó mi alma con su último suspiro. Me destrozó la vida. Entonces entendí que es ser madre. Ser madre para siempre. Todos esas frases que aparecen en publicaciones de twitter o red en contra del sentimiento o el derecho a sentirse madre/padre suele venir de gente enferma y resentida que nuca experimentó el amor y que no suelen ser padres.

    Ser padre (más o menos bueno, más o menos perfecto) te cambia la vida y no te deja indiferente. Muy lejos del aborto que sí traumatiza para siempre. Yo siempre he sido provida; y en esa apertura total a la vida he descubierto el verdadero sentido de la sexualidad. El acto sexual en sí tiene muchas facetas: la mercantil, el sexo libre, egoísta y placentero que se puede practicar individual (uso de la pornografía) o en formas muy depravadas. Eso se queda en sexo sin más, en basura.

    La otra sexualidad, la ligada a la espiritualidad, esa es la más bella. En esa actúa Dios y le damos consentimiento a la posibilidad de que se forme un nuevo ser. Sí, ese ser nuevo y único que nos convierte en padres. Incluso a los padres adoptivos se les confiere este regalo, sin llegar a pasar por un embarazo y parto.

    Soy sincera: me encanta el sexo. Soy de las pocas mujeres (de mi grupo de conocidas y amigas) que afirma que el sexo es más que maravilloso; pero tanto como me gusta puedo guardarlo para ese momento especial, buscado y en dónde entrego esa sexualidad con toda la ternura y cariño que merece.

    Nunca he rebajado el sexo a mero acto de fornicar. No me sirve. Esa sexualidad empobrece al hombre. Empobrece la sociedad. No me asombra que se busquen tantas excusas a la hora de decidirse por la vida. ¿Por qué eso? Porque tener hijos es duro y sacrificado, porque tener hijos es dar un valor único a la vida. Dios nos ha regalado este poder tan valioso; con sólo un acto sexual podemos decidir cooperar en el gran acto de la vida. Toda una fiesta; y si es toda una fiesta, ¿por qué en vez de sentirme princesa voy a sentirme una puta?

    Gracias por leerme.

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    1. No importa no conocer a alguien en persona para darse cuenta de algunas cosas a través de sus palabras escritas.

      Encantado de haberte conocido, Adela.

      Lo mismo para usted, Aguador.

      Un cordial saludo a ambos.

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Gotas que me vais dejando...

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