La desvergüenza de MAFO

Por su interés, reproducimos este artículo de Jesús Cacho en Vozpópuli. Original aquí.


Ayer supimos que la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo dio vía libre para que todos aquellos que adquirieron acciones de Bankia con motivo de su salida a Bolsa en julio de 2011 puedan recuperar el dinero invertido en el lance. El tribunal basa su decisión en las «graves inexactitudes» incluidas en el folleto de la OPS emitido por la entidad. Se acordarán, seguro, de la imagen del señorito Rato tan sonriente, tan satisfecho, tan campante, tocando la campanita el día de marras, con el letrero verde de Bankia detrás. Aquella salida a Bolsa había sido aprobada por el Banco de España que entonces gobernaba Miguel Ángel Fernández Ordóñez, alias MAFO, militante del PSOE, el mismo que, con un desparpajo solo concebible en un país cuyas supuestas élites han perdido la vergüenza, acaba de publicar un libro autoexculpatorio titulado Economistas, políticos y otros animales, en el que viene a decir que a mí que me registren, yo no soy el culpable del desastre de las Cajas de Ahorro (más de la mitad del sistema bancario), no me siento responsable del rescate que obligó a España a gastarse cerca de 46.000 millones de euros para evitar la quiebra del sistema financiero español.

Pero lo es. No el único, cierto, porque cuando el pollo llegó al caserón de Cibeles, la economía española venía ya muy recalentada. La burbuja había adquirido proporciones alarmantes sin que Jaime Caruana, puesto en el cargo por el Gobierno de José María Aznar, hubiera tomado ninguna decisión drástica para enfriar ese calentón y evitar el riesgo de estallido. No es el único culpable, cierto, pero sí el más importante. Porque al sujeto, experto en dar conferencias y escribir artículos en El País acusando al Gobierno Aznar de ser poco exigente y muy gastón, poco ortodoxo con los superávits que estaba generando el boom del ladrillo y el aluvión de ingresos fiscales consiguiente, el sillón del Banco de España le supo a poco. Él quería ser ministro, y aquello le parecía oficio de menestral, de modo que desde el banco central se dedicó a seguir escribiendo artículos, ahora sobre la necesidad de una reforma laboral de la que Zapatero no quería saber nada, y a mirar para otro lado sin percatarse de lo que se estaba cociendo. Hay, de hecho, quien sostiene que, como un niño chico —como un chico tonto—, MAFO no se enteró de la misa la media durante los seis años (2006-2012) en los que estuvo al frente del BdE.

Lo cual no le exime en absoluto de culpa. De la culpa in vigilando a que se hace acreedor el responsable de cuidar de la salud del sistema financiero que no cumple con su tarea, el jefe de policía cuya misión consiste en evitar el atraco al banco y cuya laxitud e impericia permite el saqueo. Porque, por encima de otras direcciones generales a su cargo, MAFO tenía en la Dirección General de Supervisión Bancaria un arma letal para evitar cualquiera de los gatuperios que en bancos y cajas, sobre todo en cajas, se cometieron durante el boom; y ello gracias al Cuerpo de Inspectores, auténtica policía del sistema. Esos brillantes y bien preparados Inspectores del Banco de España, obligados a superar una dura oposición y que durante tantos años, tantos mandatos, causaron tanto pavor en los consejos de administración, ataron en corto a presidentes y consejeros delegados impidiendo que nadie se desmandara, que nadie cometiera las tropelías que luego iríamos viendo aparecer.

Con el aplauso de la gran banca

Nada más tomar posesión, julio de 2006, Fernández Ordóñez puso manos a la obra para acabar con las provisiones genéricas que en 1999 Raimundo Poveda, entonces director general de Regulación, había impuesto como nuevo tipo de provisión anticíclica capaz de incrementar las reservas de bancos y cajas en época de vacas gordas, ello al margen de la provisión específica obligada ante cualquier impago. Además, y con el aplauso de la gran banca, se cargó al hombre que las había mantenido contra viento y marea: el exdirector general de Supervisión, Pedro Pablo Villasante. MAFO entregó la porra de la Supervisión a su amigo Francisco Javier Aríztegui -luego subgobernador-, después a Jerónimo Martínez Tello, y él decidió echarse la siesta. Ellos se iban a encargar de desmontar el Servicio de Inspección, ellos limaron los dientes a los inspectores para que no pudieran morder, ellos incluso les quitaron la firma, porque los informes de la inspección empezaron a no llevar la rúbrica del jefe del equipo, es más, a los inspectores que cumplían con su deber se les marginaba, mientras a pelotas y sumisos se les premiaba con ascensos. Ese ha sido el Banco de España de MAFO que permitió el desastre consentido de las Cajas de Ahorro.

De modo que mientras en España se construían autopistas sin coches, aeropuertos sin aviones, tranvías sin viajeros, museos sin cuadros, pabellones deportivos sin deportistas, edificios singulares para epatar a patanes; mientras los jefazos de las cajas y sus enchufados se concedían créditos en condiciones más que ventajosas para ellos y toda su parentela, y prejubilaciones millonarias e indemnizaciones escandalosas; mientras los presidentes de las Comunidades y sus adláteres obligaban a financiar tal o cual proyecto ruinoso; mientras unos y otros se lo llevaban crudo y engendraban el mayor agujero financiero de la Historia de España, el gobernador Fernández Ordóñez se dedicaba a tocar la lira, ajeno al incendio que se estaba preparando. Como si de una comedia se tratara, más bien una tragicomedia, en noviembre de 2008, después del terremoto Lehman Brothers, Zapatero se fue de viaje a Washington para asistir de convidado de piedra a una cumbre del FMI y vender la maravilla de BdE que teníamos, «el mejor banco central del mundo» en su opinión, «y el sistema financiero más sólido del planeta».

Cuando MAFO quiso darse cuenta del desastre ya era demasiado tarde. La altura de las llamas ya sobrepasaba el antiguo palacio del marqués de Alcañices, el recio caserón que sirve de sede al banco en la plaza de Cibeles, iluminando con su resplandor la larga noche de los ajustes en sanidad, en educación y en tantas otras cosas que fue obligado afrontar por culpa de la pasta que se fue en evitar la quiebra del sistema de pagos. Y cuando por fin estalló, nuestro hombre pareció preocupado sólo por proteger al Gobierno ZP y mitigar en lo posible los daños electorales que la crisis pudiera producir al PSOE. Este es MAFO, el sectario por antonomasia, el desvergonzado que ahora, cuatro años después de dejar el cargo, se atreve a sacar libro lanzando insidias sobre presuntos culpables, siempre otros, mintiendo descaradamente, y diciendo que él no ha tenido nada que ver en el hundimiento del Titanic de nuestras cajas. Es la España de servidores públicos dispuestos a servirse del cargo y a deshonrar las responsabilidades inherentes al mismo, a no cumplir con su deber y a reclamar que ellos, tan sabios, tan listos, tan leídos, merecen más, muchísimo más de los sufridos españoles que silenciosamente les soportan, sin hacer lo que, en el fondo, tendrían que hacer: sentarlos en el banquillo de los acusados y, en su caso, meterlos en la cárcel.

Comentario nuestro. Mira tú por dónde, al cabo de los años, un artículo nos da la razón. Hace mucho que preguntamos dónde estaba MAFO cuando Rato tiraba tan alegremente de la campana. Hoy quiero preguntar, a la vista de este artículo, dónde están ahora aquellos que infestaron las redes sociales con chistes de a cuarto el kilo sobre Bankia y Rato. Personas manipuladas sin saberlo (o manipuladoras a sabiendas de que no decían toda la verdad):

—¡Ehhhh, que hay que dar caña a Rato y al PP por lo de Bankia!

—Oyes, ¿y MAFO? Porque alguna responsabilidad tendrá ése en el fregado, ¿no?

—¿Y ése quién es?

—El director del Banco de España cuando Bankia salió a Bolsa, nombrado por ZP.

—Pero ya no lo es, ¿verdad? ¡Entonces no nos importa! ¡Hay que dar caña a Rato y al PP por lo de Bankia! Venga, canta conmigo: «Al pasar por Bankia / me dijo el bankiero…».

A este nivel, ni falta que hace preguntar a esta gentecilla por Caixa Catalunya, «dirigida» por Adolf Todó y por el otrora todopoderoso vicepresidente felipista Narcís Serra… Ah, no, que ya no están. Conseguido el objetivo de echar cubos de mierda sobre «Rato y el PP», los mandaron a hibernar (o algo así)…

Censura “democrática”

Hace ya algún tiempo tuve una pequeña conversación en Facebook con Isabel San Sebastián. Yo, modesto bloguero, le felicitaría posiblemente por algún buen artículo de los que tiene por costumbre escribir (no recuerdo cuál fue) en ABC. Recayó el tema de nuestra breve conversación sobre la defensa de las libertades y, sobre todo, de la libertad de expresión. Sin darle jabón porque no lo necesita, dije que necesitábamos más personas como ella, que tenían una tribuna amplia y podían hacerse oír y/o leer de muchas personas, para que el discurso de la libertad y la dignidad llegara donde tenía que llegar.

Y en un momento de la conversación a mí se me ocurrió citar este viejo juego de Sid Meier, Alpha Centauri (1999). Que será «sólo un juego», dirán ustedes. No obstante, en ese juego se contienen estas palabras, de actualidad entonces y ahora:


No pensé ni por un momento que pasado todo este tiempo habría de recuperarlas. Y todo porque, según parece, a Isabel la han echado de malos modos de 13TV, la cadena televisiva de «la Iglesia» (habría que hablar largo y tendido de esa «vinculación»). ¿Su delito? Sencillísimo: criticar demasiado al Gobierno. En concreto, decir que el gobierno del PP se ha comido con patatas y punto por punto lo que pactó ZP con ETA para que tuviera lugar «la pá del corrá». Aspecto que debió ser «la gota que colmó el vaso», pues Isabel lleva mucho tiempo criticando lo que no le parece bien de la política del PP, que no es poco. Total, que el mensaje ha sido: «Hay libertad de expresión, pero como te has pasado, te fulminamos». No es diferente en los demás medios. Todos aquellos que intentan hacer que la plebe (o sea, ustedes y yo) veamos un poco más claro (dicho sin segundas), son sistemáticamente laminados.

Puedo imaginar que todos los artículos que ha escrito contra la pasividad y la falta de principios del Gobierno en cuestiones fundamentales que afectan a la Nación —unos cuantos, por cierto— han escocido en Moncloa. Y que eso, sin más, le ha valido la calificación de desafecta. Somos una ¿democracia?, pero después de 40 años todavía no nos hemos librado de los tics autoritarios del régimen anterior. Ocurre cuando se le da poder a personas que nunca soñaron con tener tanto: les coge mal de altura.

También hace algún tiempo recuerdo que tuve un encontronazo con alguien. Un tontito de estos de izquierdas, que cree que hasta que llegó Felipe González no existía la luz. El tipo en cuestión me decía que el régimen franquista era peor, «porque existía censura previa». Alma de cántaro: cuando hay censura da igual que sea antes o después. El hecho es que tu información o tu artículo de opinión no salen y el ciudadano ve vulnerada su libertad de recibir una información veraz (20.1.d, ya que estamos y que celebramos los 37 años de existencia de la muerta). Aparte, en una dictadura ya sabes que habrá censura y, al menos, en eso no engaña, como el algodón. Donde no te esperas encontrar censura es en una democracia: ni previa, ni posterior ni de ningún otro tipo. Y tan censura es impedir la publicación de una información como echar a posteriori al periodista que la firma, por ser «la gota que colmó el vaso». La censura es el recurso que les queda a quienes tienen el poder pero no la verdad de su lado.

A Dios gracias, es gibt noch Journalisten in Spanien; y así, Isabel puede recalar en casa Federico, condenado a las ondas hertzianas a falta de condena judicial porque estamos en una democracia y no le pueden echar el guante sin más, como hacían los bolivarianos. Y a falta de eso, se le niegan una y otra vez licencias televisivas o incluso radiofónicas. En Cataluña no le dejan emitir porque saben perfectamente que si le dejaran tendría más oyentes que Catalunya Ràdio, «la ràdio nacional de Catalunya» y Justo Molinero, ese cordobés vendido al dinero de Pujol, juntos.

A Dios gracias y hasta donde uno sabe, a Federico no le llaman para imponerle o quitarle los tertulianos. Supongo que por eso y por otras cosas está condenado a las ondas hertzianas. Valdría la pena que algunos, antes de hablar de «democracia», reflexionaran sobre este hecho. Y sobre el hecho de que se premie a los enemigos de España, mientras que se castiga a quienes tienen la desvergüenza de defenderla.

Deseamos el mejor de los éxitos a Isabel San Sebastián en su nueva etapa periodística y que nos siga deleitando con sus artículos en la prensa que todavía podemos denominar libre… con reservas.

Respuesta a Carrascal

Escribió ayer José María Carrascal en ABC una columna cuando menos curiosa. Hablando de la leche derramada en el mal llamado «problema catalán», el señor Carrascal reparte culpas en el tema de por qué se ha dejado crecer al monstruo hasta sus dimensiones actuales. Pero además dice esto:

(…) A los que se unen quienes, por una razón u otra, se han cansado de criticar la «pasividad e inacción de Rajoy en el problema catalán», proponiendo unos el uso de la fuerza para resolverlo, y otros, negociar sobre temas como el reconocimiento de asimetrías, singularidades o historicismos predemocráticos, auténticas bombas bajo el Estado-nación español. Voy a ser generoso con ellos y atribuirlo a incultura. Cualquier otra cosa sería mucho más grave. No se daban cuenta de que el nacionalismo es una pasión, por lo que de nada sirve razonar con él. Lo único que sirve es dejar que se queme en su ardor, se ahorque en sus contradicciones y se estrelle contra la realidad. Ha sido la tan criticada táctica de Rajoy ante el problema catalán. Resulta que tenía razón. Sin sacar los tanques ni detener a nadie, ha logrado que el independentismo quede reducido a cenizas de ambiciones personales y políticas, que llevan a la desintegración y parálisis, en vez de a una Catalunya Lliure.

Como me siento aludido, paso a exponer mi argumentación. El señor Carrascal se esfuerza en defender a todo trance a Rajoy, pero no le sale bien del todo. En primer lugar, porque los que verdaderamente han hecho daño a la causa antinacionalista «del otro lado del Ebro», como dice él, son los que, como cierto Luis de Galinsoga, director de La Vanguardia (antes «Española»), piensan y dicen: «Todos los catalanes son una mierda». Esa gentuza le hace el trabajo gratis a Mas y a su banda, sembrando el odio de signo contrario, porque eso justamente también interesa en la Plaça de Sant Jaume (retroalimentación, ya saben). Tampoco estaría de más recordar al señor Carrascal la comatosa historia del PP catalán (salvo el período en que fue dirigido por Vidal-Quadras). Historia que alcanzó su punto más bajo con la decisión (o instrucción recibida desde Madrit) de Sánchez-Camacho de apoyar en 2010 los presupuestos de Artur Mas, cuando éste no paraba de dar el coñazo con el famoso pacte fiscal.

Mi posición ante este artículo es una que el señor Carrascal no se ha molestado en mencionar. Un servidor de ustedes se considera incluido en ese grupo de gente —no sé si numeroso o no— que opina que no era necesario sacar a pasear los tanques por la Diagonal, pero tampoco bajarse los pantalones hasta el punto de «aceptar todo lo que salga del Parlament». En mi modesta opinión, el Gobierno tiene suficientes recursos como para doblegar la voluntad de un Parlament (en su mayor parte) y un Govern rebeldes sin necesidad de acudir a los tanques ni esconderse tras los faldones de los jueces del TC, máxime cuando se tiene la mayoría absoluta que tiene Rajoy. Quién sabe por qué, Rajoy no se atreve él solito a tomar esa decisión y necesita el cariño del TC.

En cuanto a las bondades de la solución rajoyesca… Bien, es posible que el separatismo (no lo llame usted «independentismo», por favor) vaya ahora de capa caída. Al menos, aparentemente. Bien. ¿Pero a qué precio? En mi modesta opinión, los españoles hemos pagado tres precios:

  1. Uno, en tiempo. Todo el tiempo que se tarda en tomar decisiones que no admiten demora es tiempo perdido y tiempo que los enemigos de la Nación española utilizan contra nosotros. Y es además tiempo que se pierde en ocuparse de «lo que verdaderamente importa a losh eshpañolesh», dicho en politiqués. Mientras tanto, se sigue discriminando por razón de lengua, se sigue gastando dinero que se entregó para otros fines. Parece que como ese dinero no es propio de Rajoy, no le interesa.
  2. Otro en dinero. Se han dado carretadas de dinero a la Generalitat (que no a «Cataluña», como reza la propaganda oficial) que lo ha administrado pagando las soplapolleces identitarias del procés y derivados. Por eso fuera de Cataluña ocurren cosas como ésta y nadie dice gran cosa de ello. Algún día hablaremos un poco más en extenso de ese tema.
  3. Y finalmente, un precio en prestigio. Lo admitamos o no, a los españoles no nos gusta que nos consideren un país «adorablemente disfuncional» (traducción: «poco serio»). No nos gustaría ser Bélgica. Sin necesidad de que los bilderberger vayan a por nosotros (que sí van), ya es de por sí una mengua y una vergüenza que tengamos que aguantar este circo de Mas y sus payasos-comparsa, que es en lo que ha quedado la región más avanzada (económica y culturalmente) de España a primeros de los 70. La destrucción de la obra de Franco avanza a buen ritmo, muchas gracias.

Fíjense ustedes que no pido otra cosa que la aplicación de la Ley ─de toda ella─, sin apelaciones baratas al mal llamado principio de oportunidad. Si por sostener esta opinión, que es diametralmente opuesta a la estrategia del pudridero de Rajoy, soy un «inculto», como dice el señor Carrascal, alabado sea Dios.

L’Islam parla català

Interesante artículo de Gabriela Bustelo. Original aquí.

Abdelwahab Houzi, conocido en España como «el Imán de Lérida», tiene un detallado expediente en el archivo de los servicios de inteligencia españoles. Cuando hace cinco años se proclamó públicamente a favor del burka, explicó que el velo integral no discrimina, porque es la propia mujer quien lo elige libremente. Entre las abundantes trampas del fundamentalismo musulmán destaca el tratamiento del velo islámico, en todas sus versiones, como una inocente y recatada prenda femenina, cuando en realidad se trata de uno de los instrumentos de control y represión de la mujer árabe.

Mientras la población femenina musulmana no se incorpore al mundo civilizado, el Islam seguirá padeciendo un retraso que lo sitúa en el Medievo. Pero la mujer no es, ni mucho menos, la primera preocupación de los imanes hiperactivos como Houzi, que en su momento de máximo esplendor regentaba simultáneamente una mezquita, una academia coránica y una librería islámica, hasta que el templo fue precintado por exceso de aforo y los negocios expedientados por falta de licencia. Houzi ya no acapara titulares diarios en la prensa nacional, pero otros continúan en Cataluña con su misión de garantizar que la población musulmana de sus correspondientes zonas obedezca fielmente los preceptos del wahabismo.

«Nosotros no creemos en la izquierda ni la derecha. Conforme acumulemos poder, el Islam irá ganando fuerza»

Este movimiento fundamentalista musulmán, desgajado del sunnismo, procede de Arabia Saudí, cuyas mujeres no pueden votar, conducir, vestirse como quieran ni acudir solas a lugares públicos; y donde toda extranjera debe adoptar el velo integral apenas ponga pie allí. El wahabismo pretende imponer una versión integrista de la ley islámica caracterizada por el extremismo y la obsesión expansionista.

La situación en Cataluña

En la Cataluña de Artur Mas suceden cosas que parecen querer corroborar las distopías de Michel Houellebecq, cuya última novela, Sumisión, plantea una Francia convertida al Islam por líderes musulmanes de tercera generación que, tras salir elegidos en las elecciones generales, imponen la sharia. El mensaje implícito de la novela es que la corrección política de Europa pretende apaciguar a los invasores, en lugar de luchar contra ellos. Khalid Shabaz, alias Chuhan, un paquistaní islamista detenido en 2011 por la policía española acusado de estafa y falsificación, fue en el número 79 de la lista encabezada por Mas en las autonómicas de noviembre de 2012.

Shabaz ‒trajeado en su flamante cuenta de Twitter donde solo emplea el catalán‒ tiene una doble vida que ya la quisiera un malo de una novela de Le Carré: mientras el Chuhan catalán aparece sonriente en fotos y propaganda electoral junto a Artur Mas, captando votos para CiU, en Karachi usa el atuendo islámico que llevaba Bin Laden y se adorna con una ametralladora.

Una Cataluña independiente atraería a los salafistas y yihadistas del mundo entero

Militante de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), fundó la Federación Catalana de Entidades Paquistaníes y dirige el Área Asiática de la organización Nous Catalans, creada por CDC. La relación de Nous Catalans con el islamismo extremista viene de antiguo.

El exresponsable del Área Marroquí de esta organización y presidente de la Unión de Centros Islámicos de Cataluña, Noureddine Ziani, fue expulsado de España cuando el CNI advirtió de que constituía «un peligro para la seguridad de España».

La Policía religiosa catalana

En las ciudades catalanas con comunidades musulmanas arraigadas actúa desde hace años una «policía religiosa» encargada de amonestar y castigar a los musulmanes que no practiquen correctamente el wahabismo. Estos guardianes de la fe reportan directamente al imán sobre las prácticas religiosas de los fieles de su nutrida comunidad de seguidores. Cataluña es la tercera zona europea con un mayor porcentaje de población musulmana, sólo superada por Francia y Bélgica.

Una Cataluña independiente atraería a los salafistas y yihadistas del mundo entero, que encontrarían en el nuevo país no perteneciente a la Unión Europea el lugar adecuado para montar una sede. Los clérigos salafistas ‒que consideran la democracia un sistema político despreciable, creado por el hombre y no por Alá‒ llevan años pidiendo a los islamistas con derecho a voto que apoyen a los partidos separatistas, pues lo consideran el modo más eficaz de establecerse en una zona de Europa muy permisiva con su actividad religiosa y política, inseparable de sus ramificaciones terroristas.

Los imanes de Cataluña lo tienen claro: el apoyo a los partidos independentistas se traduce en un mayor poder local. El imán Houzi lo resumió con una llaneza pavorosa: «Lo que ellos no saben es que nosotros no creemos en la izquierda ni la derecha. Conforme vayamos acumulando poder en la región autónoma catalana, el Islam irá ganando fuerza». ¿Será esto a lo que se refiere Artur Mas cuando define a Cataluña como una «buena amiga de Europa»?

El monopolio del pensamiento

Debe ser que estamos a mediados de agosto y España bosteza entre el calor y el bochorno. Lo digo porque aparece hoy en ABC este artículo de mi admirado Ignacio Camacho sobre una cuestión a la que llevo dando vueltas desde hace mucho y he llegado a la misma conclusión que él: salvo los breves intervalos en que han estado vigentes leyes peperas, el resto del tiempo las generaciones españolas nacidas en democracia han sido educadas por leyes socialistas y nacionalistas (o nacional-socialistas, allí donde corresponda). Como hay tantos españolitos de vacaciones, el artículo probablemente no producirá onda alguna en el agua. Como siempre la comparación con Francia o Alemania ante una situación similar hace enrojecer de vergüenza. Lo dicho, D. Ignacio: semos unos reaccionarios fascistas nostálgicos de Franco y bla-bla-bla...

La izquierda y el nacionalismo transmiten su convicción de superioridad moral a través de la hegemonía educativa

EN la inminente reforma de la Constitución, que si nadie remedia tendrá lugar durante la próxima legislatura, debería garantizarse el derecho de veto de la izquierda y los nacionalismos a cualquier tipo de ordenación educativa que no sea de su gusto. Esta aparente arbitrariedad no significaría otra cosa que otorgar rango normativo a una realidad preexistente en la sociedad española, una costumbre o tradición política que ha consolidado de hecho un modelo docente de unívoca inspiración ideológica. Por decirlo con una paráfrasis de Adolfo Suárez: se trataría de hacer normal en la ley lo que es normal en las aulas. La ingeniería de la instrucción pública funciona desde hace tiempo bajo un régimen de monopolio que la derecha, sea liberal o conservadora, tiene prohibido alterar bajo pena sumarísima de repudio.

Hasta tal punto es así que incluso los tribunales han interiorizado esa hegemonía, aceptando con plena normalidad que las instituciones autonómicas incumplan sin traba alguna las disposiciones educativas que no les gustan. Hasta hoy eso solía suceder en los territorios gobernados por partidos soberanistas, donde ha quedado abolida por vía de hecho la obligación de impartir enseñanza en castellano. Ésta es la hora sin embargo en que otras comunidades bajo control del PSOE se disponen a desacatar una Ley Orgánica del Estado. La demencial transmisión de competencias les garantiza en buena medida la posibilidad de hacerlo sin que el Gobierno de la nación cuente con otro modo de impedir la desobediencia que el de recurrir a una justicia cuyas sentencias desfavorables son desoídas como si estuviesen escritas en el viento.

La llave que bloquea cualquier proyecto alternativo al statu quo dominante es la razonable necesidad de someter la docencia al consenso de un pacto de Estado. Sucede que ese acuerdo resulta inalcanzable debido a la hermética cerrazón de los sectores autodenominados progresistas a negociar los principios pedagógicos sobre los que han asentado su preeminencia. El asunto queda así enredado en un bucle retroalimentado en el que el nacionalismo y la izquierda disponen de capacidad de bloqueo. La enseñanza es suya y punto. Cuando uno se siente investido de la convicción de habitar en el lado correcto de la vida, resulta imprescindible asegurarse el poder de transmitir de generación en generación las bases de esa superioridad ideológica y moral. Si con las cosas de comer no se juega, con las de pensar mucho menos.

Y si alguien pensara que esta larga supremacía estructural tiene que ver con el alarmante porcentaje de fracaso escolar, con el bajísimo nivel de comprensión matemática y lectora de nuestros estudiantes o con que no haya ninguna universidad española entre las cien primeras del prestigioso ranking de Shanghái, simplemente está equivocado o es un reaccionario. Todo eso se debe a los recortes de Rajoy. ¿Está claro?

El presidente golpista

Alguna prensa se ha hecho eco del artículo de Thomas Hanke (original aquí) en el diario económico alemán Handelsblatt. Pero como nadie ha ofrecido una traducción del mismo, un servidor de ustedes se ha tomado la molestia de traducirlo, intentando salvar su falta de conocimiento del idioma y algún dato inexacto que desliza el propio periodista. No es una traducción ni mucho menos perfecta y se agradecen sugerencias para su mejora. No obstante, debo agradecer a Adela Schendel su inestimable ayuda para que este texto tenga el aspecto que tiene y sea menos lamentable de lo que lo sería si un servidor se hubiera puesto a la tarea él solo.

Para quien crea, por otro lado, que la traducción es «lamentable», le recordaré que lo lamentable de verdad es que haya tenido que ser un periodista alemán quien haya llamado a Artur Mas lo que de verdad es. Es sabido que el calificativo «golpista» se ha reservado a Franco por los de siempre, así que no nos vamos a detener en ello. Y que aquí nadie se haya atrevido porque a los independentistas no hay que cabrearlos, no importa de quién haya partido la orden. O porque no querían colocar al mismo nivel a ambos personajes (no son comparables, aunque por motivos distintos, obviamente).

Mas infringe la Constitución con su descabellado plan de separación de España. Incluso el Rey le advirtió de que diera marcha atrás.

El líder conservador Artur Mas lleva cinco años pavoneándose en las fotos como Presidente de una región en el nordeste de España. Pero a finales de septiembre se le podría acabar el chollo y el batacazo podría ser monumental. Mas, de 59 años, va por buen camino para pasar de ser político de Estado a enemigo del Estado. En la campaña electoral para las próximas elecciones, que ya ha empezado, ha afirmado que las elecciones servirán como plebiscito sobre la independencia. Todos los Tribunales españoles, incluido el TSJC, han entendido esto como una clara ruptura con la Constitución. Mariano Rajoy ha afirmado que: «Unas elecciones no pueden ser un plebiscito».

Pero a Mas esto le da igual. Y aún más: «No necesitamos la mayoría absoluta para declarar la independencia, nos basta la mayoría simple en el Parlament», dijo el miércoles. Esto significa que el Estatuto de Autonomía catalán podría modificarse solamente con mayoría de dos tercios, no siendo necesaria la unanimidad. La reacción no se hizo esperar. El movimiento cívico de derechas Manos Limpias, que ha promovido muchos procesos contra políticos corruptos, ha exigido la detención de los separatistas. Incluso Fernando Savater, escritor y filósofo, cree inevitable la ilegalización de los partidos que apoyan a Mas si éstos llevan a cabo su amenaza.

Probablemente Mas haya especulado con este tipo de reacciones para agitar la rabia en sus seguidores. Bajo la influencia de nuevos partidos como el izquierdista Podemos, los catalanes hablan más de la crisis económica y social y de la corrupción. Los amigos de Mas son verdaderos maestros en el arte de redirigir dinero de Estado al propio bolsillo. Muchos de sus más íntimos camaradas y compañeros de viaje, también el archiconocido Jordi Pujol, tienen que comparecer ante la Justicia ya que confundieron durante mucho tiempo el dinero de los contribuyentes con el suyo propio. Mas debe soportar las críticas a un sistema en el que él mismo colaboró y que desviaba sistemáticamente el 3% del valor de las contrataciones públicas en concepto de sobornos a funcionarios.

Mas se convirtió tarde al separatismo. Hace 10 años aún decía: «La búsqueda de la independencia es obsoleta, oxidada e inútil». Nacido en Barcelona en el seno de una familia acomodada y no especialmente nacionalista, era un defensor de la cultura catalana tradicional, hasta que la crisis y los primeros casos de corrupción debilitaron su posición política. En el 2012 disolvió el Parlamento con la esperanza de que las nuevas elecciones le hicieran recuperar el poder perdido. Pero ocurrió lo contrario. La estrella aparentemente caída de un político activo durante 33 años volvió a brillar en lo más alto tras aliarse con los separatistas más radicales, a pesar de haber perdido nada menos que 18 escaños.

Desde entonces es un conservador guiado únicamente por el tacticismo. Sus actuales socios en el gobierno, ERC, son incluso más radicales que él. La seguridad y la autoestima no son lo suyo. Cambió su nombre de pila «Arturo» por «Artur», porque temía que sonase demasiado español. Mas habla, además de español y catalán, un francés e inglés perfectos. Pero si bien posee un amplio dominio de lenguas, hay muchas cosas que no entiende. Entre ellas, la amonestación del Rey Felipe: «las fuerzas políticas deben respetar siempre las leyes».


Ai, la censura (II)

El campanazo

El campanazo del ministro Catalá Polocú ha resultado ser lo siguiente. Ha decidido que los españolitos de a pie debemos estar hartos de desayunarnos todas las mañanas con escándalos judiciales, sobre todo de los de su color. Continuar leyendo «Ai, la censura (II)»

Luis María está gagá

Decididamente, Luis María Ansón está gagá. O eso, o es que se ha dado un golpe en la cabeza. Difícilmente se puede llegar a otra conclusión tras leer la «Canela fina» que ha perpetrado hoy en El Mundo, cantando las alabanzas de Jordi Pujol.
Continuar leyendo «Luis María está gagá»

Nicolás, el macho alfa y las ideologías de la estupidez

Por Almudena Negro. Original aquí.

De niña devoré con fruición las historias que el escritor francés René Goscinny hacía pasar al pequeño Nicolás. Continuar leyendo «Nicolás, el macho alfa y las ideologías de la estupidez»

Síndrome de Estocolmo

No se me ocurre otra forma de calificar esta afirmación de algunos periodistas y plumillas varios: «Necesitamos un PSOE fuerte». Que esto lo diga cualquiera de los tres candidatos a dirigir ese gallinero en el post-rubalcabismo se entiende. Lo que no se entiende es que lo digan personas sensatas (como a mí me parece que lo es) como el maestro Carrascal. Por mi vida que no lo entiendo.
Continuar leyendo «Síndrome de Estocolmo»

Pensamientos al vuelo

Ideas, intuiciones y otras cosas que se me pasan por la cabeza

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Las cuatro esquinas del mundo

Nadie entre sin aumentar la entropía

Mirando hacia arriba...

Reflexiones sobre cosas que pasan en los cielos

El vuelo del albatros

Pensamientos diversos a vista de pájaro

Cuatro amiguetes y unas jarras

Ya que no podemos arreglar el mundo, hablaremos de lo que nos interesa: la política y los políticos, el fútbol, el cine, y todo lo que nos molesta, acompañados por unas jarras de cerveza. Bien fresquitas, por supuesto

General Dávila

Nada hay como el soldado español y mi única aspiración siempre ha sido estar a su altura

VIA LIBRE

Escribo y difundo lo que me interesaría leer. Para todos los públicos

Verdades Ofenden

"Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga" Diderot. / "El que tiene la verdad en el corazón no debe temer jamás que a su lengua le falte fuerza de persuasión" Ruskin – (Bitácora-Biblioteca virtual y PERSONAL, recopilatória de aquellos artículos que despiertan mi interés)

C Y K L O S

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Queremos salir de la Crisis

¿Los políticos Tambien?

Galicia Futura

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La Imagen Reflejada

El Patito se vió reflejado en el agua, y la imagen que ésta le devolvía le cautivó por su hermosura: era un magnífico Cisne

Es war einmal...

"Los dogmas del quieto pasado no concuerdan con el tumultuoso presente." (Abraham Lincoln)