Rumore, rumore

Créanme ustedes que es una lástima que la corrección política por un lado y la censura por otro impidan escribir y/o subir a los escenarios sainetes o culebrones con los episodios más chuscos de la política española —que desde que estamos en democracia, unos cuantos, oigan— Tendríamos para reírnos durante una buena temporada. Del último hemos tenido noticia ayer. Pedro Sánchez, dando un glorioso puñetazo en la mesa, ha borrado de un plumazo a la ejecutiva del PSM y ha decidido que se constituya una comisión gestora. De este hecho, que dará para unos días —afortunadamente para unos y para otros no—, surgen varias preguntas.

Primera, ¿por qué ahora, justo tres meses antes de las autonómicas? Las voces críticas dicen que no está bien que el espadón de Mojácar haya propinado semejante mandoble a la FSM y que lo haya hecho «en base únicamente a un rumor». Me da la risa: justamente aquellos que poco menos que entronizaron el rumor como fuente del Derecho y le dieron carta de naturaleza como modo de iniciar un proceso penal (siempre que se tratara de otros, claro), se quejan ahora de que «la Justicia no se ha pronunciado aún» sobre el asunto del tranvía de Parla. Dicho tranvía, que los parleños no necesitaban, ha costado la friolera de 153 millones de euros sobre un presupuesto inicial de 40 millones, de los que no se sabe aún a qué manos han ido a parar determinadas cantidades distraídas. Aunque eso sólo es una parte del agujero que dejó Gómez cuando saltó de Parla a la ejecutiva del PSM, que  si no voy equivocado, llega hasta los 300 millones.

Una primera respuesta es que, teniendo tanto por donde cortar, Pedro Sánchez ha empezado por lo cercano. Se vislumbran a nuestro entender dos motivos: el primero, que ninguna de las caras conocidas del PSM tiene nada que hacer contra Ignacio González en la CAM o contra Esperanza Aguirre si finalmente es designada por el garrulo de Mariano como alcaldable por Madrid. Madrid es inexpugnable, a pesar de que ZP la castigara con partidas presupuestarias «para vigilancia de playas y costas» en 2010.

El segundo, que no quiere ser Borrell II: las bases le quisieron, pero el aparato, al ver que no salió su candidato (Madina), empezó a segarle la hierba bajo los pies. De ahí la sobreactuación del secretario general, de quien empiezan a decir que puede que no coma las uvas en Ferraz. Así, pues, necesita ejercer una autoridad que todavía no le han reconocido quienes le eligieron porque piensan que es un pipiolo; pero al parecer se ha pasado de frenada.

La tercera y tal vez no menos importante, que Pedro Sánchez siente en el cogote el aliento de los Pablemos boys. Éstos, a lo que se ve, aspiraban a convertirse en la referencia única de la izquierda, aunque empiecen a tener «más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela». Se han comido a IU en Madrid (#gracias_Tania) y ahora van a por el PSM. La debacle, no obstante está anunciada y veremos si salvan todos los muebles o les van a dejar sin mesa en la que comer (y rumiar su fracaso).

Faltaría una razón, tal vez: que se tratara de un mandoble propinado por mano interpuesta. Rubalcaba será todo lo profesor de química que él quiera, pero aún tiene mano y contactos en la Policía. Y puede ser él quien haya sostenido y dirigido la mano del espadón de Mojácar. Sería una última venganza de nuestro petit Fouché, a quien nunca le gustó el culturista de Parla. Aunque no podamos estar por supuesto seguros, si fuera así a un servidor de ustedes no le extrañaría.

En Madrid los ánimos están exaltadísimos: las vacas sagradas y a su frente Maru Menéndez, la flecha, se habían resignado a ser cómoda oposición, y ahora se ven de patitas en la calle. Todos juntos truenan algo parecido a «esto no va a quedar así, no sabes con quién te has metido». Un poco al estilo de Emilio Aragón, de cuando los buenos tiempos: «Nosotros somos el PSM y tú no lo eres». El asunto promete estar entretenido, tanto más cuando el hermano Gabilondo ha aceptado ser candidato en lugar de Fostiatus. Nunca habíamos visto a Maru Menéndez tan cabreada, echando un discurso sin papeles y hablando con fluidez y verbo rotundo. Para recordar algo parecido hay que retrotraerse a los tiempos de Juan José Güemes y su progresí.

Desde el palacio de San Telmo, por su parte, no se oye ná. Silencio absoluto. La patrona deja claro que no se mete… pero con su silencio apoya a los rebeldes. Bastante fregao hay en Sevilla: Susana debe vigilar para que Alaya no le deje sin colaboradores y aun socios de gobierno. Así que tiene un ojo puesto en la Junta y otro en Ferraz,

No tengo el don de la profecía. Pero si se me permite, en mi opinión preveo una larga marcha, un largo peregrinaje por el desierto del partido que aún se llama PSOE. El batacazo servirá, no obstante, para que los trepas, mediocres y lameculos se bajen del «caballo perdedor» que es ahora mismo el PSM. Si se irán a su casa o con Pablemos da igual. Tomás Gómez volverá al gimnasio y posiblemente mejorará sus marcas, lo cual será un gran consuelo para la humanidad en general y para sus correligionarios en particular, sobre todo si lo hace en Alcalá-Meco. La socialdemocracia entendida como voto clientelar está viviendo horas muy bajas y ya nadie quiere eso, sabiendo como sabe que es esclavo y que lo que a uno le dan es porque se lo han quitado a otro.

El carajal, de momento, está servido. Tráiganse la silla y las palomitas.

Barullo nacional 1

Si creían ustedes que con el veranillo de San Martín íbamos a poder descansar de la cosa nacional, van ustedes más que dados. Este verano, que climatológicamente no ha sido verano, ha sido pródigo en cambio en hechos que nos han sobresaltado las vacaciones en algún momento. Centrándonos solamente en lo de aquí, resulta que prácticamente no ha habido partido político que, por sí o por alusiones no haya tenido presencia en el panorama nacional. Curiosamente el único que se ha salvado un poco ha sido el PP, si bien a través de las actuaciones gubernamentales podemos incluirlo en ese barullo.

    Empezando más o menos cronológicamente, tenemos al PSOE, del que definitivamente podemos decir que se le han caído las letras O y E. Constatación que acentúa la inanidad de su discurso actual, cuyas ideas más sólidas son dos: «cómo conseguir el poder» y «cómo retenerlo una vez conseguido». Pedro Sánchez, el recién elegido Secretario provisional de la cosa, está pasando de ser Pedrito Guapo a ser el monstruo de Sánchezstein. ¿Por qué? Por una curioso encadenamiento. Verán: Sánchez, que sin el apoyo de la poderosa Federación Socialista Andaluza, sería hoy una cara bonita y nada más, resulta que está agarrado por donde no suena por Susana Díaz. Poco importa lo que dijera en primarias y poco después, en que se «comportaba como un futuro presidente». La cosa pudo haber ido telefónicamente así:

—Hola, Pedro.
—Hola, Susana. ¿Qué te cuentas?
—No mucho. ¿Qué tal te sienta la Secretaría General? ¿Estás cómodo?
—Bueno… —Sánchez se esponja—. Tengo grandes proyectos para el Partido. Quiero que el PSOE se vuelva a convertir en referente de la política nacional. Quiero que los socialistas se sientan orgullosos de serlo. Y para eso he decidido que hay que limpiar el nombre del Partido. Que hay que hacer limpieza y…
—Epera, ¿cómo dise? —le corta en seco Susana Díaz.
—Sí… ehhh… —Sánchez se azora un poco por el corte—. Hay que acabar con eso de los EREs porque va a resultarnos una sangría de votos de narices. Es mala imagen para el Partido y…
    Susana Díaz inspira profunda y fuertemente, aparentando calma.
—Un momento, quiyo. Amoavé lo que tá diciendo. ¿Acabar con los EREs? Ehto no lo sabe naide, pero como hagamos limpieza con lo de los EREs y los cursos de formación en el PSOE no quedará nadie que te apoye. Los pondrán a todos caminito de Jeré, porque la jaca galopa y corta el viento que é un primó. Hasta a mí me podrían poner caminito de Jeré porque mi marío empieza a salir también en los papeles. O sea, que tú no vá a tocá er tema si quiere seguir de Secretario. ¿T’ha enterao?
Al otro lado del hilo telefónico, Susana Díaz puede percibir la cara de soufflé aplastado que se le ha puesto a Pedrito Guapo.
—¿Pero cómo me haces esto, Susana? —intenta quejarse Sánchez— Si precisamente eso era el punto principal de mi campaña y quería recuperarlo para las elecciones generales y…
    Susana Díaz empieza a ponerse nerviosa.
Quiyo, ¿los de Mojácar soi todo asín de cortitos o ejque a tí t’ha dao er só má de la cuenta? Que no puede tocar ese tema. Que como lo toque, vamo a hacer tó la romería de la reja en Alhaurín el Grande. Y tú delante con el cirio.
Gran suspiro de resignación desde Madrid.
—Está bien, Susana. Te debo el puesto y vamos a hacer las cosas a tu manera, aunque no me gusta, ¿eh?, no me gusta.
—Me da iguá si te guhta o no ─se impacienta Susana Díaz─. Yo también me debo a mi hente. Y te ví a decí argo má, mi arma. A los paraos les da iguá que les hayan robao er dinero y la diznidá. Que les den. Y a lo andaluce y andaluza tú le pone dó partío de fúrbo der Beti y er Sevilla y un programa de copla y se les han orvidao el orgullo, la rabia y er Jezú der Gran Podé. Y si ademá de lo que se roba tú deha una partida pa paguita, bufanda y otra gabela, tós contentos.
Ante una exposición tan abrumadora de dominio de realpolitik, Pedro Sánchez termina reconociendo a la maestra que tiene en Sevilla.
—Tienes razón, Susana. Haremos como dices. Eres toda una maestra en estas lides —dice Sánchez, con sorna—.
Quiyo, aprendí de lo mejore: Chaves, Griñán, Zarríah
—¿Pero ésos no están ya caminito de Jeré, o sea, del Supremo?
Susana Díaz suelta una carcajada.
—Mira que ere arma de cántaro, Pedro. Cúshame. Lo delito por lo que quieren jurgá a esos tres compañeros han prescrito en su mayor parte. ¿Y quién cree tú que le espera en Madrí? Nuestro amigo Conde-Pumpido. Para cuando lleguen ar juisio orá ya habrá precrito tó er paquete. Así que no leh pasará ná: una semana de pena de telediario y yahtá. Y cuidao que la otra parte tenga que pagá la costa der juisio —Susana Díaz se vuelve a reír con ganas—.
    Pedro Sánchez sigue con los ojos como platos.
—¿Y Moreno Bonilla? ¿No te va a dar problemas?
—¿Juan Manué? Ná, hombre. Me llevo muy bien con él. Que sí, que tá en la oposisión. Pero cada vez que hay una cueztión no agendamo una comía y lo solucionamo como lo bueno amigo que somo.
—Veo que lo tienes todo atado y bien atado. Me rindo, mujer. No se hable más: los EREs desaparecerán de mi discurso y asunto terminado.
—Ea, asín me gusta. Tó obediente er niño.
—A quién tiene razón hay que dársela, Susana. Bueno, cuelgo ya que voy a empezar a poner en práctica lo que hemos dicho.
—Bien disho. Sigue asín y en octubre tú va a ser Secretario nasioná.
—Gracias, Susana. Hasta luego. Saludos a los compañeros y compañeras.
—De tu parte, Pedro. Con Dió.

El tema es que, con todos estos manejos, Susana Díaz da la impresión de ser la administrativa que los jefes han dejado a cargo de la tienda mientras ellos están ocupados en otros y altos menesteres… porque a ella también la tienen agarrada por donde no suena. A pesar de que ella tiene sus propios planes y aún no haya soltado mucha prenda acerca de ellos. Política batueca. Nivel excelso.

¿Quién teme a Carrillo II?

Capilla «infrautilizada». Ya.

Qué oportuno ha sido, señores, el intento de cierre de la capilla de la Facultad de Geografía e Historia de la Complutense. Toda una alegoría de lo que ocurre en una de las Universidades otrora más señeras de España. Se extrañarán ustedes de que utilice la palabra «oportuno». Pues sí: ha sido oportuno porque aquí se han retratado muchos, tanto por acción como por omisión. Continuar leyendo «¿Quién teme a Carrillo II?»

Pablemos hasta en la sopa

Es un verdadero coñazo, con perdón. Cada vez que Pablemos levanta una pata, ahí está un periodista para contarlo y un noticiario para distribuir el sucedido. Cada vez que monta el cirio (como en el Europarlamento, olvidando quién es y dónde estaba), todas las cadenas corren para atrapar el momento, la estrella. Partiendo del hecho de que se ha hecho realidad el viejo chiste antisoviético («Donde hay noticia (izvestia) no hay verdad (pravda) y donde hay verdad, no hay noticia»), resulta que Pablemos se ha convertido en el circensis maximus del circo mediático, o la parte de éste que se consideraba seria.
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Gamonal bis

Tal y como les anunciaba aquí, la estrategia de Gamonal ha resultado plenamente exportable. Entrar como un trolebús en una manifestación apenas «legítima» y transformarla en unos disturbios de rojo subido. Ése fue el modelo ensayado con éxito en Gamonal, en Madrid… y ahora en Barcelona.
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Cosas que posiblemente no te han contado de la II República


Por su interés reproducimos esta entrada del blog de Elentir «Contando estrelas». Es una colección muy interesante de detalles, que interesadamente olvidan los promotores de la tricolor, trapo sin abolengo en España, por más que hoy unos imberbes programados como ovejas eléctricas (y algunos nostágicos especialmente resentidos) insistan en ondearla, junto con banderas anarquistas e incluso banderas soviéticas. Original aquí.
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Profecía autocumplida

Créame ustedes que asombrado me he quedado del impacto que ha tenido la Carta de un policía a determinados medios de comunicación. Tuve que cerrar comentarios porque más de uno empezaba a desbarrar y a irse por los cerros de Úbeda (por el mal camino, dicho sea para entendernos). Pero la entrada sigue viva en Twitter, lo que significa que al recoger esas palabras toqué un punto importante (o un callo) en muchas personas. De hecho, algunos intentan seguir desbarrando… pero eso ya es otra historia.
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¿Qué fue el Frente Popular?

Por Pío Moa.

Incluso más que en una mitificación de la II República, la LMH descansa en tres ideas sobre el Frente Popular: a) Que su poder era legítimo por provenir de unas elecciones democráticas; b) Que continuaba a aquella república tan idealizada; c) Que representaba la libertad y los intereses del «pueblo» frente al ansia de las derechas por mantener sus «privilegios». ¿Qué hay de todo ello?

Las elecciones de febrero de 1936 fueron anómalas por su violencia física –varios muertos en la campaña electoral– y política con amenazas de «exterminio» por parte de las izquierdas, y de no admitir una victoria derechista, como en las elecciones de 1933. Para el Frente Popular, la república pertenecía a las izquierdas y la derecha carecía de «títulos», según decían, para gobernar aunque ganara en las urnas. Del rigor en el recuento de votos, dice Alcalá-Zamora: Manuel Becerra (…) conocedor como último ministro de Justicia y Trabajo de los datos que debían escrutarse, calculó un 50% menos las actas, cuya adjudicación se ha variado bajo la acción combinada del miedo y la crisis». Y corrobora Azaña: «Los gobernadores de Portela (que debían garantizar el escrutinio) habían huido casi todos. Nadie mandaba en ninguna parte y empezaron los motines». El propio Portela, obligado a presidir los comicios como jefe del gobierno, huyó despavorido y la segunda vuelta electoral se realizó bajo la autoridad del propio Frente Popular, que se había declarado vencedor en medio de tales coacciones.

A falta de cifras oficiales creíbles sobre los votos reales, los historiadores han hecho estimaciones muy variadas. Hoy se supone un empate en votos entre izquierdas y derechas, pero con enorme desigualdad en diputados. Desigualdad aumentada por las Cortes de mayoría izquierdista al despojar arbitrariamente a las derechas de decenas de sus escaños y repetir elecciones en Cuenca y Granada bajo el signo del terror. Considerar democráticos aquellos comicios solo arroja luz sobre la mentalidad y propósitos antidemocráticos de quienes tal afirman. Y que sin duda no los tendrían por legítimos de haber sido las izquierdas las perjudicadas por tales métodos.

Si la legitimidad de origen del gobierno izquierdista es mucho más que dudosa, su posterior ejercicio del poder aún la empeora. El Frente Popular se componía, de hecho o de derecho, de los mismos partidos y políticos que habían intentado golpes de estado al perder las elecciones de 1933 y habían asaltado la república en octubre de 1934. Por lo tanto no cabía esperar de ellos el menor respeto a la Constitución, pese a tratarse de una Constitución impuesta por las mismas izquierdas y que las divididas derechas no habían logrado reformar. Azaña clamó que el poder no saldría ya de manos izquierdistas, a las que identificaba con «el pueblo». Y de inmediato se desató una oleada de agresiones. Antes de un mes, Azaña recuenta: «Creo que van más de 200 muertos y heridos, y he perdido la cuenta de las poblaciones en que se han quemado iglesias». Señala también acosos y apaleamientos a militares, quema de registros de la propiedad y de periódicos derechistas. Era solo el comienzo. En cinco meses hubo entre 300 y 400 asesinatos y muertes en disturbios, ardieron cientos de iglesias, obras de arte, archivos y locales de derechas. Se ocuparon ilegalmente miles de fincas, acompañadas de talas brutales. CNT y UGT rivalizaban en promover huelgas salvajes y sus militantes se asesinaban a veces entre sí.

La economía se derrumbaba y el desempleo creció en flecha. Se trataba de un proceso revolucionario, y el gobierno lo amparaba. Así, la legalidad republicana, ya quebrada en las elecciones, sufrió una sistemática devastación. El gobierno persiguió a las víctimas en lugar de a los revolucionarios, suprimió cualquier independencia judicial y cometió ilegalidades como la citada revisión de actas o la destitución del presidente Alcalá-Zamora. Mientras, en las Cortes eran amenazados de muerte los representantes derechistas que denunciaban la situación y exigían al gobierno que cumpliese e hiciese cumplir la ley. El proceso revolucionario culminó en el asesinato del líder de la oposición, Calvo Sotelo, a manos de policías y milicianos socialistas.

Las izquierdas suelen justificar tales sucesos con la argucia de que, en definitiva, ellas representan «al pueblo» y las derechas sólo a unas oligarquías privilegiadas. Pero una vasta mayoría del pueblo votó en 1933 por las supuestas oligarquías privilegiadas, y al menos la mitad volvió a hacerlo en 1936. Por otra parte, los pretendidos representantes del pueblo trajeron a obreros y campesinos, en el primer bienio y en 1936, más hambre, miseria y paro que nunca… aliñados con la siembra de odios viscerales. Estos hechos están perfectamente documentados, y si no los sustituimos por sofismas retóricos, explican cómo el Frente Popular, lejos de continuar la república, acabó con su legalidad y perjudicó gravemente a todo el pueblo, desde los empresarios a los jornaleros. Quienes ocultan o minimizan hechos tan reveladores, se autorretratan nuevamente de un modo nada tranquilizador para la paz y la democracia españolas. Y no menos inquietante es su empleo de fraseología pseudo-reconciliadora.

Pensamientos al vuelo

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Ya que no podemos arreglar el mundo, hablaremos de lo que nos interesa: la política y los políticos, el fútbol, el cine, y todo lo que nos molesta, acompañados por unas jarras de cerveza. Bien fresquitas, por supuesto

General Dávila

Nada hay como el soldado español y mi única aspiración siempre ha sido estar a su altura

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El Patito se vió reflejado en el agua, y la imagen que ésta le devolvía le cautivó por su hermosura: era un magnífico Cisne

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